de
Lidia C. Antuña
Si partimos de una definición global, podemos decir
que toda persona tiene el poder o la capacidad de actuar en
el mundo en que vive. Toda persona puede tomar decisiones
diferentes que afectarán de alguna manera su vida.
A partir de la suma de decisiones individuales y colectivas
el mundo se ha ido transformando en el curso de su historia,
y con ello la humanidad ha ido avanzando y retrocediendo.
Participar, es precisamente ejercer ese poder de tomar decisiones,
actuar y transformar la realidad. Esto es muy importante para
que la sociedad se desarrolle, sean responsables, conscientes
y libres.
Sin embargo no todos tienen la misma libertad para tomar decisiones.
No es lo mismo ser desocupado que empresario. No es lo mismo
ser joven que ser mayor.
Ahora bien, para que los adultos mayores puedan participar,
seguir insertos en la sociedad, debemos comprender y reflexionar
acerca de las causas que los han puesto en esta situación
de prácticamente excluidos sociales.
Nuestra sociedad es altamente competitiva, predomina la dialéctica
de la oferta y la demanda, del producir y consumir. Entonces
pensemos, como puede sentirse una persona que por su edad,
ya no produce y su consumo a veces se limita al rubro medicamentos?.
Además, de la mano de la competitividad está
el ser eficientes. Lo no útil, no sirve. Se buscan
resultados buenos y rápidos.
Vivimos en una sociedad masificada donde cada vez aumenta
más la despersonalización, los espacios libres
son escasos, aumenta la contaminación ambiental y el
hombre cada vez que puede busca encontrarse con la naturaleza.
Entonces, como pueden sentirse esos hombres y mujeres mayores,
que ahora disponen de mucho tiempo libre para el encuentro
personal, pero no gozan de la paz necesaria y los espacios
adecuados para desarrollarse?
Como puede sentirse una persona mayor en un ambiente así.
Hoy el ciclo de vida es más largo, la gente vive más
tiempo, pero no se ha resuelto el modo de vida, el cómo
vivir estos años de prolongación.
A pesar de esta mirada casi negativa de nuestra sociedad actual,
existen también factores positivos. Muchos jóvenes
y adultos tienen clara conciencia respecto a la defensa de
los derechos humanos, tienen un mayor sentido de justicia
y también han desarrollado una mayor sensibilidad hacia
la defensa de la naturaleza y del equilibrio ecológico.
Un hombre o mujer frente a la realidad de su propio envejecimiento,
en una sociedad así, es probable que viva esta etapa
como una situación de pérdida y minusvalía,
como una especie de marginación social. Seguramente
se sentirá a sí mismo como alguien que ya no
interesa mucho a los demás, que no cuentan con él.
Si es abuelo, la nueva realidad de la familia nuclear, hará
que poco a poco vaya percibiendo que su presencia tampoco
es tan necesaria.
Sin motivaciones y refuerzos sociales, al adulto mayor le
es muy difícil adaptarse a las nuevas situaciones,
adquirir nuevos hábitos.
Hasta hace poco tiempo atrás diferentes asociaciones
sólo se ocupaban de la asistencia a este grupo hetáreo,
y no consideraban la posibilidad de incorporarlos como voluntarios,
ya que suponían un desinterés por participar
de una organización.
Actualmente, cada vez más, debemos pensar en hacerlos
participar activamente, no sólo por que sean protagonistas
de su propio desarrollo, sino, por que son un recurso humano
maravilloso, con una gran disponibilidad de tiempo, que tiene
muchísima experiencia y conocimientos.
"La incorporación como voluntarios de las
personas mayores supone importantes ventajas para todos los
sectores, organizaciones, sociedad y personas mayores."
( Cruz Roja España, 1989-)
Participando como voluntario, la persona mayor puede mejorar
su autoimagen, pues podría ser parte de actividades
culturales, educativas, recreativas.
Favoreciendo el protagonismo de la gente mayor , induciéndolos
a realizarse a través del voluntariado, veríamos
como mejora su relación con los más jóvenes
( relaciones intergeneracionales), a la vez de ayudar a éstos
a pensar más en su futura vejez. Cambiando la percepción
que los jóvenes tienen sobre la vejez, estamos trabajando
en la prevención, para una mejor calidad de vida para
los futuros viejos.
Sabemos que no es nada fácil implicar a las personas
mayores en las organizaciones, ellos probablemente no cuenten
en su experiencia de vida con el voluntariado, tal vez lo
asocian demasiado con el sacrificio y compromiso.
Si bien las personas mayores consideran muy negativo el no
hacer nada, el estar pasivos, aislados, no es parte de su
discurso los ejes: participar-no participar, más bien
ven su disyuntiva en los ejes: pasivo-activo. Esto podríamos
traducirlo, simplemente , diciendo que para los adultos mayores
la cuestión pasa por " hacer cosas para no
sentirse viejos".
A esto , debemos agregar la visión que las organizaciones
tienen de que sus voluntarios deben tener un elevado sentido
del deber y compromiso social , una gran" vocación".
Todo esto nos lleva a las palabras de Kaplan:
"Parece ser que el voluntariado debe ser presentado
como una forma alternativa de ocupar el tiempo y aprender,
no sólo como una forma de darse a los demás"
(Kaplan,1978)
Redondeando la idea, si el saber y la experiencia de los
mayores es útil a las organizaciones, si la disposición
a " hacer cosas", está en los viejos, que
se necesita?: el mensaje adecuado, debemos pensar nuevas
estrategias , mecanismos específicos de convocatoria,
que tengan en cuenta sus peculiaridades, fomentando así,
el concepto inclusivo " una sociedad para todos".
- BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Los mitos, creencias falsas que aún perviven en torno
a la tercera edad. Alejandra Rodríguez
- Experiencias del Trabajo Parroquial con Adultos Mayores
en la Arquidiócesis de Santiago de Chile. Javier
Romero Ocampo. ( año 2000-)
- Estudio sobre el adulto mayor en Argentina, Chile y Uruguay:
situación y estrategias para la intervención.
informe presentado por Silvia Elena Gazcon.
- Principios de las Naciones Unidas para las personas de
la Tercera Edad-
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