di
MC Navarro Rodríguez y M. Sosa Henríquez
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Hospital Universitario
Insular. Unidad Metabólica Ósea
La pobreza constituye un enorme problema social y sanitario
en nuestra sociedad occidental y está considerada como
el principal factor de riesgo para la salud en el mundo (1,2),
cuya prevalencia, lejos de disminuir va en aumento (3). La
pobreza se ha relacionado con determinados hábitos
y estilos de vida perjudiciales para la salud, como el consumo
de alcohol (4), de tabaco (5), el sedentarismo (6) y las drogadicciones
(7) y por otra parte con muchas enfermedades como las infecciones
(8), la obesidad (6,9) o la hipertensión arterial (10).
También se ha descrito una posible asociación
entre la población económicamente más
desfavorecida y una mayor severidad del infarto agudo de miocardio
(IAM) en el momento del ingreso en el hospital (11), una mayor
morbilidad (12) así como una menor utilización
de los recursos sanitarios, tanto en el acceso a los servicios
de urgencia y las unidades coronarias como en la realización
de angiografías y cateterismos coronarios (13). Como
último ejemplo, (y con ello no se completa la relación
de enfermedades relacionadas con la pobreza), se ha publicado
recientemente que la pobreza en sí misma constituye
un factor de riesgo tanto para la osteoporosis como para las
fracturas osteoporóticas (14)
La relación entre pobreza y salud es tan evidente
(1-3) que los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la OMS
sitúan a la salud en el corazón del desarrollo
y representan una serie de compromisos contraídos por
gobiernos del mundo entero para contribuir con más
ahínco a reducir la pobreza y el hambre. La pobreza
no es un problema exclusivo de los países del Tercer
Mundo, ya que según datos del Instituto Nacional de
Estadística, el 19,8% de la población residente
en España está por debajo del umbral de pobreza
relativa. Esta tasa, similar a la obtenida en la Encuesta
de Condiciones de Vida del año 2004, es mayor en el
caso de las mujeres (20,9%) que en el de los hombres (18,6%).
(3). En España, la pobreza afecta más a los
hogares formados por ancianos, familias monoparentales (en
ambos casos destacan las mujeres) y familias numerosas y ha
aumentado sobre todo entre las mujeres.
Este problema, lejos de solucionarse es previsible que aumente
a corto plazo. La actual crisis económica que azota
tanto a nuestro país, como al resto del mundo, ha producido
un notable incremento en el desempleo y producirá inexorablemente
un incremento de la población que caiga por debajo
del umbral de la pobreza. Dentro de ella, las mujeres ancianas
tristemente liderarán este incremento y con ello, quedarán
expuestas a un mayor riesgo de enfermedades, tal y como comentábamos
al principio de esta editorial. Se está exacerbando
el fenómeno de la "feminización de la pobreza"
, descrito por la Unesco hace algún tiempo (15).
Por todo ello, en un momento crítico como es el actual,
donde los recursos deben racionalizarse más que nunca,
es muy importante llamar la atención a las autoridades
sanitarias para que establezcan entre sus prioridades, la
atención de este colectivo, especialmente sensible
y frágil.
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15. Moghadam VM. The feminization of poverty and women´s
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Unesco. Disponible en pdf.
Consultado el 11 de abril de 2009.
Correspondencia: Manuel Sosa Henríquez
c/ Espronceda nº 2.
35005. Las Palmas de Gran Canaria
Teléfono: 928451456
Fax: 928451428
manuelsosa@ono.com
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