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Educaciòn permanente no formal para adultos mayores Torna agli editoriali

por Horacio Scaglia, Aída Mammana, Lidia Antuña y Clide Dalarmelina

Conceptuamos el desarrollo humano como un continuo devenir, como "ser haciéndose" en forma permanente . Esto implica en cada persona la necesidad de adaptarse a situaciones nuevas a lo largo de la vida. Demanda ciertos ajustes y reorientaciones, supone el abandono de modos anteriores de comportamientos, derechos y obligaciones, lo cual exige un aprendizaje permanente.

Todas las personas aprenden desde que nacen y a lo largo del transcurso de su vida, aprender es intrínseco al género humano.
No solo la inteligencia y la memoria intervienen en el proceso de aprendizaje, también hay otros factores. Por lo tanto no se puede afirmar que a medida que las personas envejecen pierden su capacidad de aprender. En realidad la situación es mucho más compleja de lo que parece y para aprender, en realidad se requiere de determinadas habilidades y procedimientos y del uso de la experiencia como fuente continua de datos. Las variables propias de la situación personal de los adultos mayores son las que en realidad condicionan su aprendizaje. entonces debemos tener en cuenta las capacidades naturales, el propio ritmo personal de aprendizaje, la formación escolar, el ambiente en el que vivió, su trayectoria laboral, etc.

La Gerontologìa nos informa que aquellas diferencias individuales se acrecientan con la edad, por lo cual se debe individualizar el aprendizaje para que tenga significado.
En cuanto a la motivación podemos decir que es igual que en las demás etapas de la vida y siempre está relacionada con las necesidades del presente.

Entonces concluimos que cada uno aprende con mayor o menor entusiasmo en la medida en que lo que se ofrece tenga significación en su vida personal y en el contexto en que vive y actúa. Los mejores motivantes para el aprender son el reforzar la autoestima, enriquecer los conocimientos, adquirir nuevas habilidades o sentir gusto por aprender cosas nuevas. Las condiciones de aprendizaje y los estímulos, mas que la edad, son los que van a movilizar el potencial de los mayores.

A pesar de la falta de entrenamiento y la natural lentitud que sobreviene con los años, cuando la presión del tiempo no es inhibitoria, el aprendizaje en el adulto mayor es sólido y preciso. Un marco adecuado es lo que facilita la conexión entre los nuevos conocimientos y los ya sabidos. Partir de la experiencia vital favorece la incorporación de nuevos conocimientos, siempre y cuando estos conocimientos sean coherentes con valores, creencias, habilidades y hábitos que facilitan este proceso.
Proponemos el dictado de cursos que no se reducen al mero desarrollo intelectual, sino que pretenden favorecer la integración y permanencia de las personas de edad en las estructuras sociales. Intentamos compensar las desigualdades en el acceso a la educación, poniendo en marcha los principios de la educación permanente, para todos, a lo largo de la vida.
La propuesta de la educación permanente para la tercera edad plantea un triple desafío, para los alumnos descubrir nuevas posibilidades de aprendizaje y establecer nuevos vínculos, para la institución, crear un espacio para un sector de la comunidad que no aspira a obtener un titulo. Y para los docentes, ser capaces de enseñar a una población con diversidad de conocimientos previos y al mismo tiempo aprender de sus educandos.
No existen requisitos de estudios mínimos para el ingreso a los cursos, no se solicitan conocimientos básicos ni aprobación de grados.

Los cursos funcionan una vez por semana, en general dos horas, y pueden ser cuatrimestrales o anuales. La evaluación cumple una función importante en los procesos de autoafirmación de las capacidades cognitivas y de autoestima del mayor, siempre que sea consensuada, formativa y orientada a la autoevaluación y al crecimiento personal.

No se otorgan títulos ni certificados habilitantes, sí, diplomas certificando la concurrencia, que son apreciados por los alumnos.
En cuanto a los contenidos y cursos distinguimos cuatro áreas:
Área de desarrollo cultural: son cursos humanistas, cuyo principal objetivo es el enriquecimiento cultural, nos encontramos con idiomas extranjeros, ciencias sociales, estudios literarios y filosóficos, comunicación y periodismo.
Área artístico expresiva: se busca favorecer el desarrollo creativo y el potencial expresivo de las personas mayores. (plástica, cerámica, folclore, etc.)

Área de salud y calidad de vida: son actividades que buscan preservar y promover la salud, con modalidades participativas (talleres de reflexión, actividades físicas, etc.)
Área de estudios tecnológicos: atienden a la funcionalidad social de los participantes (computación, ecología, jardinería, etc.)
En todos estos cursos se utilizaran metodologías que permitan al adulto mayor posicionarse como sujeto activo y participativo en las diferentes instancias. Participación no solo en el trabajo y en el aprendizaje áulico, sino en el seguimiento y en el desarrollo de las actividades educativas.

Nuestro objetivo no es simplemente aprender nuevas disciplinas, sino aprender nuevas formas de aprender, trabajar en equipo, modalidades grupales, dialogo generacional e intergeneracional, valorar las experiencias de vida particulares. La horizontalidad en la relación docente-alumno permite introducir a los mayores en nuevas experiencias de socialización. Educar en la participación y para la participación significa reconocer a los mayores como productores y reproductores de bienes culturales.
A nivel individual, las condiciones que exige la participación educativa son, para las personas mayores, una contribución a la humanización de sus relaciones, una permanente reflexión acerca del sentido de su existencia y un ejercicio para comprender e interpretar críticamente el devenir de la historia y su propia condición humana.

A modo de conclusión podemos decir que la educación debe dejar de ser un momento en la vida, para transformarse en una dimensión de la vida.

Mientras esté encendida la llama de los sueños, este oficio de vivir será maravilloso.


Bibliografía consultada:
· Ricardo Iacub, "Proyectar la vida". Ed. Manantial, Buenos Aires, 2001.-
· Jacques Laforest. "Introducción a la Gerontología". Ed. Herder, Barcelona, 1991.-
· David Zolotow. "Programas Universitarios para la Tercera Edad", Rev. Gerontología Mundial, Buenos Aires, Año 2, Nº 3 (oct-nov 1998).-
· "Nuestro Tiempo". Rev. De Proyecto 3, Santa Fe, Año 1 Nº 1, set. 2000.-

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